Marketing & Ventas

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Un Nuevo Modelo de Ventas (I)

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venta emocional clienteQue existe un Nuevo Modelo de Ventas no es nuevo, de hecho, el estudio “The Zero Moment” explica que el proceso de compra, a día de hoy, comienza en la búsqueda previa de información por el cliente en la Red mucho antes, pero dejando internet a un lado, son cada vez más los estudios que hablan de los procesos de decisión de compra basados en la economía del comportamiento y la neurociencia. En ellos la premisa inicial es que el proceso de decisión de compra no es tan racional como pueda parecer. Por otro lado, el proceso de globalización, y el aumento de la información que manejan los consumidores han aumentado su nivel de exigencia en los productos y servicios adquiridos, así como las expectativas de servicio.

Un modelo empresarial diferente, un mismo objetivo.

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Ejecutivo Profesional

Un modelo diferente.

Human Sigma es un modelo empresarial diferente, no sólo aplicable a la venta, es una filosofía. Se trata de un cambio profundo en el planteamiento productivo. Durante el desarrollo económico empresarial el foco del negocio estaba puesto en la mejora de la producción, el principal objetivo era la estandarización de procesos para mejorar la eficiencia. Con la estandarización aumentaba la posibilidad de intercambiar la fuerza productiva, la sustitución de personas en el puesto. De hecho, pasamos del modelo Artesanal en el que la mano de obra tenía un conocimiento del trabajo profundo y una experiencia y especialización muy elevada, a un modelo industrial en el que la mano de obra era fácilmente substituible y realizaban tareas sencillas y repetitivas en plantas productivas. Uno de sus principales exponentes fue Henry Ford, y aunque es conocido por famosas frases motivacionales, también se le atribuye que en una ocasión comentó “no entiendo porque tengo porque pagar por la persona completa si sólo necesito los dos brazos” lo que nos puede hacer una idea más concreta de la perspectiva del modelo.

El momento de la humanización empresarial.

El cambio tecnológico y la crisis económica ha traído consigo la necesidad de un cambio en el modelo productivo. Un modelo que se caracteriza por la conciencia de una mayor sostenibilidad, que sean respetuosos con el medio ambiente, con la sociedad, y para con los stakeholders, una humanización de las empresas, y por último una mayor personalización del proceso productivo permitiendo a los clientes customizarlos a su antojo. Todo ello con el mismo objetivo que el modelo anterior, aportar Valor, pero a través de medios diferentes.
Este nuevo modelo, al contrario que el anterior, tiene como base el conocimiento de las personas, “no sus brazos, sus mentes”, y con ello aumenta la complejidad para ser sustituidos o intercambiables.
Para las personas que conforman este modelo será necesario dos competencias básicas; la Proactividad, tratar de adelantarse a los clientes, al mercado, etc. y la Flexeverancia, una actitud surgida, por una lado de la mezcla de flexibilidad, adaptabilidad y movimiento hacia el cambio, y por otro de la perseverancia en la obtención del resultado esperado.
¿Qué opinas?¿Qué modelo eliges?

¿Por qué compran tus clientes?

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ventas clientes

Saber por qué te compran tus clientes puede parecer una pregunta poco importante, incluso a algunos les parecerá hasta innecesaria, “si total ya me compran, que más da”. Sin embargo es una de las preguntas más importantes para cualquier empresa, grandes y pequeñas.

Cuenta Eduardo Rosser en su libro “Tu eliges” una anécdota sobre un vendedor de colchones que no sabía por qué no le compraba una cadena de galerías comerciales e hipermercados, y que el vendedor creía saber por qué. Ese era el problema, que “sólo lo creía”, nunca se lo había preguntado a los de compras. En el caso opuesto de que sí nos compren, puede ocurrir exactamente lo mismo, que creamos saber por qué nos compran, pero que nunca se lo hayamos preguntado a nuestro cliente.

Si quieres vender, ¿Por qué no me preguntas?

Esta última semana me han sucedido dos anécdotas que me han inspirado a escribir este Post. La primera me sucedió en un centro deportivo de reciente apertura. Entré a interesarme por los entrenamientos, horarios, y métodos innovadores que ofrecían. Una vez dentro me dirigí a la persona que estaba allí, que resultó ser el propietario. Me contó que sus métodos eran muy innovadores, que conseguían grandes resultados, y toda la historia de cuánto les había costado montar el negocio. Para mi fue una conversación extensa, más de lo que esperaba, y además en la que se le olvidó incluirme, saber porqué había entrado, cuáles eran mis objetivos, hábitos, etc. Nada. Ni una sola pregunta. Me dio un folleto, y me dijo que si me interesaba que volviese. Ni siquiera me dio un precio del servicio ¿?.

La segunda anécdota me sucedió en una empresa de deportes al aire libre en la cuál entré buscando también una forma de hacer deporte y disfrutar al aire libre. En la misma, uno de los monitores me cuenta que es un deporte muy de moda (Paddle Surf) que viene de Argentina, etc. Éste sí me da los precios y me invita a probar un día con un precio especial. Aunque no hablo, no me pregunta nada, y no sabe si soy principiante, experto, o puedo llegar a tener un interés por hacerme profesional del mismo (aunque creo que llego tarde para esto). El caso es que salgo de allí y su única pregunta es pedirme el nombre y el teléfono para avisarme para cuando las condiciones meteorológicas lo permitan.

Me sorprende que una persona que está de cara al público desconozca que hay que preguntar al cliente. Que el cliente es el protagonista en la interacción de ventas. Que no hay que lucirse como vendedor dando una clase magistral de sabiduría, salvo que el cliente te lo solicite, entonces quizá. Pero sin olvidarlo, el cliente es el protagonista. Después de romper el hielo, con simpatía y educación, un buen vendedor debe preguntar al cliente. No voy a poner fórmulas inútiles, cada uno que pregunte como quiera, pero que pregunte. El éxito de una venta será más problable cuánto más sepamos de nuestro cliente, de qué le ha hecho entrar a nuestro comercio, llamar a nuestra empresa, o contactar con nosotros. Se trata de conocer cuál seria su situación ideal, cómo se cubriría su necesidad. Y a partir de ahí, crear puentes mediante nuestro producto o servicio que lleve al cliente hasta esa situación deseada, de la manera más rápida y eficiente para los dos. No valen ya las ventas en las que uno de los actores gana más que el otro, se trata de fidelizar, y para fidelizar, además de que sea rentable para los dos, la relación debe ser honesta y de confianza.

Creo que las ventas, más aún ahora en plena Era tecnológica, se trata de relaciones entre personas, y por tanto hay que dotarlas de humanidad, deben ser personales y trascendentes. Es decir, debe ser más que una transacción, debemos aportar al cliente un extra que le haga ver que su experiencia con nuestra empresa/marca/producto vale la pena, que somos de confianza.

Dice Philip Kotler que si preguntas a un cliente por qué no te compra, y te da mil razones, y después de un duro esfuerzo de transformación consigues subsanar las mil razones y le vuelves a preguntar, es muy posible que te dé mil nuevas razones para no comprarte. Sin embargo, preguntarle a un cliente por qué sí te compra te dará una razón única por la que ha actuado de manera positiva. Tendrás que reforzar esas razones con él, y posiblemente con algunos otros, y podrás aportarle nuevas razones para que sigan haciéndolo. Pero necesitas un punto de partida, y ese punto de partida te lo dan los que sí compran.

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